Crianza: Carta de una madre con dos niños pequeños.

 




¡Claro! – Esto no será eterno.

Me repito a mí misma cuando la fatiga oprime mi corazón y las lágrimas amenazan con brotar...

Este tumulto revuelto de hormonas, llantos, desvelos, caprichos e incertidumbres pasará... No, no quiero ser injusta.

La vida con niños pequeños no se reduce a esto solamente. Posee sus instantes de risas, canciones, juegos y alegrías... Verdaderos momentos de felicidad duradera...

La vida se experimenta intensamente como una montaña rusa; hay días en que me siento la mejor madre del mundo y otros en los que me siento la peor... Con sus matices grises girando, por supuesto.

Anhelo y deseo un descanso... Dormir al menos seis horas seguidas. Que alguien cargue al bebé aunque sea por un rato... Y que tome mi lugar en un juego de escondidas con mi hija mayor, aunque sea por un turno.

Mi cuerpo anhela un respiro, mi espalda se doblega... Pero mi corazón late con fuerza cuando los abrazo; ese instante de calor me revitaliza. Me da la fuerza para seguir...

Llegará el día en que crezcan...

Algunos me aseguran que cuando todos estén en la escuela, las cosas se simplificarán... Que esto pasa rápido, que la primera etapa es difícil pero luego todo se acomoda...

Seguramente sucederá... Mientras tanto, pienso en vivir el momento... Lo magnífico y tormentoso de saborear un día a la vez.

Disfrutar más de esas risas y buscar más compañías que me brinden apoyo... Un día serán grandes...

Llegará un día en que desearemos retroceder en el tiempo y cargarlos de nuevo en nuestros brazos... Desearemos tenerlos apoyados por un breve momento en nuestro pecho y anhelaremos no soltar esa manita, esa manita que nos abraza, nos conecta y nos da vida.

Fuentes: // Yahoo! Noticias // Imagen de Google // Naran Xadul // Nede Baulies Muas  //




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