Crianza: La analogía del tren. La sugerencia para manejar el llanto de tu hijo de manera que promueva su resiliencia.

 



Presenciar el llanto de un bebé suele inquietar a todos los padres, y nuestra respuesta típica es desear que termine rápidamente. Sin embargo, la analogía del tren ofrece una perspectiva diferente sobre cómo manejar las lágrimas de tu hijo. En ocasiones, nos encontramos en la situación de consolarlos, tratando de distraerlos y asegurándoles que todo está bien. Pero ¿es esto realmente beneficioso?

La analogía del tren propone no intentar eliminar los sentimientos, sino permitir que los experimenten plenamente. Se trata de visualizar las emociones como un túnel por el cual la persona atraviesa, similar a un tren. Debes vivir la oscuridad y la incertidumbre de su duración hasta que vuelvas a ver la luz. Pasar directamente por ello, sin distracciones ni salidas rápidas, sin quedarse estancado.

Es fundamental atravesar el enojo, la tristeza y el coraje con todo lo que conllevan, ya que solo así podremos superarlos. Bloquear estas emociones o estancarse en ellas es lo que genera heridas emocionales. Debemos enseñar a nuestros hijos a percibir las emociones negativas como un tren dentro de un túnel.

Aunque es comprensible que los padres quieran consolar a sus hijos de inmediato para evitarles dolor y sufrimiento, también es válido permitirles experimentar esas emociones y liberar lo que llevan dentro. La clave está en acompañarlos durante su crisis, sin abandonarlos, pero sin ofrecer distracciones instantáneas para calmar su llanto.

Imagina a un niño que no puede encontrar su peluche, el cual utiliza para dormir todas las noches. Los padres están nerviosos, pero en lugar de ofrecer soluciones rápidas, permiten que el niño exprese sus emociones. Después de un tiempo, el niño descubre dónde está su peluche, pero ha experimentado la tristeza y la frustración. Si la madre no le hubiera permitido pasar por esa emoción, no habría desarrollado la resiliencia necesaria para enfrentar cambios.

Dejar que los niños atraviesen libremente sus emociones contribuirá a que se conviertan en adultos emocionalmente fuertes y capaces de adaptarse a los cambios sin sufrir demasiado.

Fuentes: // Naran Xadul // Imagen de Google // Silvia Ruiz //

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