Crianza: Carta de un hombre a la madre de sus hijos.

 




Mi amor:

Hace dos días, tuvimos una intensa discusión. Llegué exhausto por los problemas en el trabajo, eran las 8:00 de la noche y mi único deseo era descansar en el sillón mientras veía el partido.

Al encontrarte, noté que estabas agotada y de mal humor. Los niños peleaban y el bebé lloraba mientras intentabas hacerlo dormir. Yo simplemente subí el volumen de la televisión.

Me pediste que ayudara un poco más y me involucrara más en la crianza de nuestros hijos, con ojos llorosos, bajando el volumen de la televisión. Enfadado, te respondí que pasaba todo el día trabajando arduamente para que tú pudieras quedarte a jugar a la casita. La discusión se prolongó, tú llorabas de enojo y fatiga, yo dije cosas hirientes. Finalmente, te fuiste de la casa llorando, dejándome solo con los niños.

Tuve que cenar y preparar a los niños para dormir. Al día siguiente, al no haber regresado, tuve que pedir el día libre y cuidar a los niños.

-Viví los berrinches y llantos.
-Viví la constante actividad sin un momento para bañarme.
-Viví la tarea de preparar la leche, vestir a un niño y limpiar la cocina simultáneamente.
-Viví el aislamiento sin hablar con nadie mayor de diez años.
-Viví la imposibilidad de comer tranquilo, perseguido por un niño.
-Viví el agotamiento físico y mental, anhelando 20 horas de sueño pero despertándome cada tres horas por el llanto del bebé.

Viví dos días y dos noches en tus zapatos, y ahora lo entiendo.

-Entiendo tu agotamiento.
-Entiendo que ser madre es una renuncia constante.
-Entiendo que es más agotador que 12 horas de presiones laborales y decisiones económicas.
-Entiendo la tristeza de renunciar a tu profesión y libertad económica por estar presente en la crianza.
-Entiendo los sacrificios de renunciar a salir con amigos, hacer ejercicio o dormir toda la noche.
-Entiendo lo complicado que puede ser sentirse atrapado cuidando niños y perderse lo que sucede afuera.
-Incluso entiendo el enojo cuando mi madre critica tu forma de educar a nuestros hijos, porque nadie conoce mejor a sus hijos que su propia madre.

Comprendo que ser madre es el trabajo más pesado, sin recibir ningún pago.

Te escribo esta carta no solo porque te extraño, sino porque no quiero que pase otro día sin decirte antes de que termine: Estás haciendo un trabajo increíble, admiro tu valentía y te amo.

Fuentes: // Yahoo! Noticias // Imagen de Google // Naran Xadul //




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