Crianza: La llegada de un nuevo hermano o hermana puede representar un desafío en el desarrollo y dinámica familiar.
La llegada de un segundo hijo puede plantear desafíos en la dinámica familiar, especialmente en relación con los celos infantiles. Algunos expertos señalan que los celos en los niños son comunes y responden a la necesidad natural de mantener el vínculo con la figura de apego, especialmente cuando ven a un nuevo hermano como un "rival" por la atención y el cuidado de los padres.
Los celos, en su mayoría, son una respuesta adaptativa al miedo de perder ese vínculo afectivo, manifestándose a través de comportamientos como llanto, rabietas o regresión a comportamientos más infantiles. Estos sentimientos pueden ser más intensos en niños más pequeños, ya que suelen estar en una etapa donde experimentan una conexión exclusiva con su figura de apego.
Existen diferencias entre los celos "naturales" y los celos que podrían volverse patológicos, siendo importante distinguir la capacidad de un adulto para manejar sus emociones de la inmadurez emocional y cognitiva de un niño.
La reacción de los niños ante la llegada de un hermano puede variar según su edad y personalidad. La cercanía de edad entre los hermanos también puede influir, ya que los niños más pequeños pueden sentir y expresar celos con mayor intensidad.
Es esencial evitar la negación o represión de los celos, ya que esto puede hacer que el niño se sienta incomprendido e incluso aumente la intensidad de sus emociones. La calidad del vínculo familiar, la capacidad de respuesta de los padres y el clima emocional del hogar también juegan un papel importante en la gestión de los celos infantiles.
Reconocer y aceptar los celos, sin forzar sentimientos de amor hacia el hermano o hermana, es fundamental. Permitir que los niños expresen sus emociones y ofrecerles tiempo y atención exclusiva puede ayudar a mitigar los celos y fortalecer la relación entre los hermanos. También es crucial evitar que los hijos mayores asuman responsabilidades indebidas relacionadas con el cuidado del hermano menor.
Respetar la individualidad de cada hijo, evitar comparaciones y fomentar actividades que se adapten a sus gustos individuales también contribuye a mantener una relación saludable entre hermanos. En última instancia, el acompañamiento amoroso y paciente de los padres juega un papel fundamental para que la llegada de un segundo hijo no se convierta en una crisis para los niños y se construyan relaciones positivas entre hermanos a largo plazo.
Fuentes: // Yahoo Noticias // Bing Imágenes // Iskandar Berna //
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