Las enfermedades cardiovasculares representan la principal causa de muerte en todo el mundo, cobrándose 17,9 millones de vidas al año.
Anualmente, el Día Mundial del Corazón nos subraya la importancia de atender este órgano vital. Con solo 300 gramos de peso, bombea cinco litros de sangre cada minuto, transportando nutrientes y eliminando desechos de nuestras actividades diarias.
Trastornos que afectan al corazón y a los vasos sanguíneos, conocidos como enfermedades cardiovasculares, encabezan las estadísticas de mortalidad global. Entre estas, las más letales son la cardiopatía isquémica y los accidentes cerebrovasculares.
Los principales factores de riesgo evitables incluyen la falta de ejercicio, el tabaquismo, el consumo de alcohol y, focalizando en este tema, la adopción de dietas poco saludables. El sobrepeso y la obesidad también incrementan el riesgo.
La aterosclerosis, hipertensión y diabetes son los principales impulsores de estas enfermedades. La aterosclerosis, en particular, genera la formación de placas de ateroma compuestas por grasa, tejido conectivo, células y calcio en los vasos sanguíneos, dificultando su eliminación una vez establecidas.
Reducir la ingesta de grasas saturadas y trans es un primer paso crucial para prevenir enfermedades coronarias y muerte prematura. Las grasas trans se encuentran en alimentos procesados con aceites o grasas parcialmente hidrogenadas, como productos de baja calidad y bollería industrial. Las grasas saturadas, presentes en carne, lácteos, chocolates, salsas y aceites vegetales como el de coco o palma, también deben limitarse.
Para controlar la hipertensión, se recomienda reducir el consumo de sal y aumentar la ingesta de potasio. La sal, abundante en alimentos procesados como embutidos y aperitivos, contribuye al aumento de la presión arterial. El potasio, presente en frutas, verduras, legumbres y frutos secos, ayuda a regularla.
La fibra, presente en alimentos vegetales, reduce el riesgo de enfermedades cardiovasculares, aunque no posee beneficios milagrosos. Las legumbres, cereales integrales, frutos secos, frutas y verduras son buenas fuentes de fibra.
Estudios revelan que una dieta rica en cereales integrales, frutas, verduras y frutos secos reduce el riesgo de muerte por enfermedades cardiovasculares. Por el contrario, el consumo de carne roja y procesada aumenta este riesgo.
La dieta mediterránea, destacada por sus beneficios para la salud cardiovascular, incluye un alto consumo de frutas, verduras, legumbres, frutos secos, pescado y aceite de oliva virgen, y limita las carnes rojas y procesadas, bebidas azucaradas, repostería industrial y grasas no saludables.
Adoptar hábitos como una alimentación equilibrada, evitar el alcohol, dejar de fumar y hacer ejercicio regularmente son clave para proteger la salud del corazón.
Fuentes: // Yahoo Noticias // La Nacion // BBC Mundo // Ana Belén Ropero Lara, Marta Beltrá García-Calvo y Silvia Guillén García // The Conversation//
Comentarios
Publicar un comentario