El esófago es un tubo hueco que conecta la faringe (faringe) con el estómago. Cada parte de nuestro cuerpo es propensa a diversos problemas, como inflamación, hinchazón e irritación.
Con menos frecuencia, pueden ocurrir infecciones, especialmente en personas con sistemas inmunitarios debilitados. Aquí encontrará todo lo que necesita saber sobre este problema y lo que puede hacer al respecto.
El esófago se extiende desde la sexta o séptima vértebra cervical hasta la undécima vértebra torácica. Hay dos válvulas:
Una está en la entrada (esfínter esofágico superior) y separa la faringe del esófago.
Salida uno (esfínter esofágico inferior): Separa el esófago del estómago.
La comida se mueve a través del esófago hacia el estómago y es impulsada por las contracciones de los músculos de la pared esofágica, un proceso llamado peristaltismo.
Cuando el esófago está en reposo, el esfínter se cierra, evitando que los alimentos y el ácido del estómago regresen a la boca. Cuando se traga, se abre para permitir el acceso a los alimentos.
La enfermedad esofágica se caracteriza por dos síntomas principales: disfagia (dificultad para tragar) y dolor en el pecho o la espalda.
Los mecanismos naturales que nuestro cuerpo tiene para proteger el esófago incluyen la saliva, las contracciones o la motilidad y las células del sistema inmunitario.
Por lo tanto, cuando el sistema inmunológico no funciona, el riesgo de desarrollar esofagitis y esofagitis infecciosa aumenta.
Remedios caseros para el reflujo
Las causas más comunes de un sistema inmunológico debilitado son:
Virus de inmunodeficiencia humana (VIH) que causa el SIDA.
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Sufrir de alcoholismo, desnutrición o leucemia.
También puede deberse a los efectos de ciertos medicamentos que suprimen el sistema inmunitario, como los medicamentos administrados después de trasplantes de órganos o de médula ósea.
Los microorganismos que causan esofagitis infecciosa incluyen hongos, levaduras y virus. Los más comunes son:
Candida albicans.
Citomegalovirus (CMV).
Virus del herpes simple (VHS).
Virus del papiloma humano (VPH).
Mycobacterium tuberculosis.
Los síntomas más comunes de esofagitis son:
Dificultad para tragar.
Dolor al tragar.
Fiebre y escalofríos.
Candidiasis (infección por hongos) de la lengua y mucosa oral.
Dolor de boca o garganta (debido a herpes o CMV).
Cómo tratar la esofagitis
Para diagnosticar la esofagitis, los médicos suelen realizar una endoscopia. Esto significa examinar el esófago a través de un tubo de visualización flexible con una cámara en el extremo.
La endoscopia también se puede utilizar para realizar una biopsia, que es la extracción de un trozo de tejido para examinarlo con un microscopio.
Alimentos para desintoxicar el estómago
Con mayor frecuencia, los siguientes medicamentos se prescriben para controlar infecciones:
Antifúngicos: fluconazol (tomado por vía oral), caspofungina (inyección), anfotericina (inyección), etc. Se usan para tratar infecciones por candidiasis
Medicamentos antivirales: como aciclovir, famciclovir, valaciclovir, que pueden tratar las infecciones por herpes.
Antivirales intravenosos: como ganciclovir y foscarnet, que pueden tratar infecciones por CMV. En algunos casos, se puede usar un medicamento llamado valganciclovir, que se toma por vía oral, para la infección por CMV.
La esofagitis infecciosa se resuelve en 3 a 5 días si se diagnostica a tiempo y se trata adecuadamente, pero los expertos dicen que la prevención es lo mejor.
Para lograrlo, recomiendan ciertos cambios en el estilo de vida.
Controlar o adelgazar según necesidad.
Levantar la cabecera de la cama.
Evite las comidas pesadas, el consumo excesivo de alcohol, la cafeína y fumar por la noche.
Naturopatía
La naturopatía se centra en remedios caseros específicos para el cuidado del esófago. Por ejemplo, una infusión de manzanilla.
Se obtienen cociendo flores secas. Son ricos en terpenoides y flavonoides con propiedades antiinflamatorias que pueden mejorar los trastornos gastrointestinales.
También puedes elegir el regaliz, que se asocia con el control del exceso de ácido estomacal, el aloe vera, que tiene propiedades antiinflamatorias y protege de la irritación de la mucosa gástrica, y el bicarbonato de sodio, que ayuda a controlar el reflujo.
Hasta que se disponga de evidencia científica significativa de estudios en humanos, cualquier persona interesada en usar remedios o suplementos a base de hierbas debe tener precaución.
No suspenda ni cambie ningún medicamento o tratamiento antes de discutir los posibles efectos de las terapias alternativas o complementarias con su médico.
Recuerde que las propiedades medicinales de las hierbas y suplementos pueden interactuar con medicamentos recetados, otras hierbas y suplementos, e incluso alterar su dieta.
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