Bienestar: ¿Posees una personalidad que tiende a ser dominante y controladora? Así lo sugiere la perspectiva psicológica.





Cuando eres aquel que suele tomar decisiones finales, liderar discusiones y dirigir las actividades de tu círculo social, es probable que tu personalidad esté más inclinada hacia la dominancia y el control. Aunque estas palabras pueden resultar incómodas, es posible que también seas considerado una persona con rasgos controladores.

Este tipo de comportamiento, si bien puede tener sus ventajas, a menudo conlleva dificultades en las relaciones interpersonales, especialmente al encontrarse con individuos seguros de sus convicciones y que no están dispuestos a ser dominados. Esta tendencia desafiante y fuerte puede alejar a quienes te rodean, a pesar de ser capaz de superar obstáculos.

Las personas con estas características suelen ser seguras de sí mismas, autosuficientes e inteligentes, o al menos hábiles, ya que tienden a preferir la organización, la estructura y los esquemas. Esto suele ser beneficioso en entornos laborales tradicionales con jerarquías corporativas establecidas.

Según la plataforma Pinktum, los individuos con tendencias dominantes tienen una visión panorámica, desarrollan estrategias efectivas rápidamente, les gusta liderar y están dispuestos a asumir riesgos para lograr metas extraordinarias. Aunque toman decisiones con rapidez y basadas en la lógica, lamentablemente, esto a menudo los hace percibirse como mandones y agresivos.

Ser una persona así y ser consciente de ello puede ser desafiante. Mientras controlan a otros, también son rigurosos consigo mismos. Aunque estas personalidades impulsan y pueden ser excelentes líderes, el costo de imponer su voluntad suele ser alto, ya que detrás de esa fachada de decisión inquebrantable a menudo se esconde el miedo a cometer errores o perder el control.

Para avanzar tanto en lo profesional como en lo personal, encontrar un equilibrio es esencial. La psicóloga Sara González Juárez sugiere cuatro estrategias fundamentales:

En primer lugar, aceptar y reconocer nuestra vulnerabilidad es crucial para quienes tienen personalidades dominantes. Esto implica liberarse de la máscara de invulnerabilidad que a menudo se usa para ocultar puntos débiles.

En segundo lugar, enfocarse en soluciones en lugar de quedarse estancado en los problemas proporciona un sentido de control más saludable, evitando recurrir al control como única forma de afirmación.

Además, cambiar la culpa por la responsabilidad es transformador en la gestión de errores. Dejar de señalar y castigar, y en su lugar asumir la responsabilidad, no solo propicia soluciones sino que también fomenta un ambiente colaborativo.

El perdón se convierte en una herramienta esencial en el camino hacia un equilibrio emocional. Practicarlo no solo facilita la curación sino que también dirige la atención hacia el presente, permitiendo el crecimiento personal continuo.

Cultivar la empatía y la apertura hacia las ideas de los demás, así como reconocer el valor del apoyo profesional especializado, también es crucial para encontrar ese ansiado equilibrio. Reconocer nuestra vulnerabilidad, cuidarnos y abrazar las diferencias nos brinda un espacio para crecer personal y profesionalmente.

Recuerda, este artículo busca proporcionar información general sobre aspectos relacionados con la salud mental y el bienestar, pero no debe reemplazar el consejo médico específico. Si tienes preocupaciones sobre tu salud mental, siempre es recomendable buscar ayuda profesional.

Fuentes: // Yahoo! Noticias // Imagen de Google // Terán Adriana //




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