La hija no requiere el vestido rosa de la vitrina ni conocer las calorías en ese paquete, tampoco anhela un príncipe que la sostenga para vivir en un cuento de hadas.
No necesita convertirse en madre para sentirse completa, ni un juego de ollas y sartenes, ni escuchar que ciertas acciones no son apropiadas para una niña.
Lo que tu hija necesita son palabras de aliento, confianza en ella misma, que le enseñes a entender su cuerpo y que le expliques que tiene el poder de tomar decisiones sobre él.
Necesita aprender a trepar árboles y comprender que no hay límites para su deseo de libertad. Que ninguna definición de mujer proviene de un hombre y que los tacones muy altos pueden afectar su bienestar físico.
Es esencial que le muestres que estás viva y sin miedo, que cometes errores pero sabes pedir perdón. Debes enseñarle a cuidar tanto su cuerpo como su alma, que el conocimiento es iluminador y proporciona herramientas para la vida. Que ser amable con los demás está bien, pero también consigo misma. Los libros son aliados valiosos y el enojo no conduce a lugares placenteros.
Tu hija necesita que seas auténtica, genuina, a veces inestable, una combinación de madre y bruja, un verdadero referente. Que te ames y te aceptes para que pueda aprender de ti, tomar ejemplo y crecer.
Fuentes: // Naran Xadul // Imagen de Google // 9 Lunas; Facebook // Cíclicas, Facebook //
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