Bienestar: El impacto de la ingesta de sal en el cuerpo y su relación con el desarrollo de enfermedades.

 




El uso milenario de la sal ha sido fundamental en la historia de la humanidad, siendo empleada desde tiempos antiguos para preservar, procesar y mejorar los alimentos.

En la época romana, su valor era tan alto que los soldados recibían parte de su paga en sal, conocida como "salarium". La importancia de la sal radicaba en su capacidad para conservar los alimentos, controlando el crecimiento de microorganismos no deseados y favoreciendo el crecimiento de los beneficiosos.

Esta capacidad de regular el crecimiento bacteriano impulsó el desarrollo de alimentos fermentados como el chucrut, el salami, las aceitunas, el pan, el queso y el kimchi.

Hoy en día, la sal se encuentra presente de forma abundante y concentrada en dietas cada vez más procesadas, y existe evidencia creciente de que su exceso, específicamente el cloruro de sodio añadido para preservar y realzar el sabor de muchos alimentos altamente procesados, está contribuyendo a enfermedades en las personas.

Este exceso de sal puede causar hipertensión arterial y aumentar el riesgo de padecer ataques cardíacos, accidentes cerebrovasculares, cáncer de estómago y colon, enfermedad de Ménière, osteoporosis y obesidad.

¿Cómo es posible que una sustancia antes tan valiosa haya pasado a ser considerada un factor clave en enfermedades por muchas instituciones médicas?

Los grupos de presión de la industria de la sal podrían ser una explicación a esta transformación.

Como gastroenterólogo e investigador científico de la Universidad de Washington, me gustaría destacar la creciente evidencia que sugiere que los microbios presentes en el intestino podrían arrojar luz sobre cómo la sal contribuye a estas enfermedades.

La relación entre el sodio y la presión arterial y enfermedades cardíacas se debe principalmente a su capacidad para regular la cantidad de agua en los vasos sanguíneos. Un aumento de sodio en la sangre atrae más agua hacia los vasos, lo que eleva la presión arterial y aumenta el riesgo de enfermedades cardiovasculares.

Investigaciones recientes sugieren que la sal también puede aumentar la presión arterial alterando el microbioma intestinal, reduciendo los microorganismos beneficiosos y los metabolitos que producen a partir de la fibra. Estos metabolitos ayudan a reducir la inflamación en los vasos sanguíneos y a mantenerlos relajados, contribuyendo así a controlar la presión arterial.

Además de afectar la presión arterial, el sodio también está relacionado con otros problemas de salud como trastornos metabólicos y obesidad. Las dietas ricas en sodio y los altos niveles de sodio en las heces están vinculados con niveles elevados de azúcar en sangre, enfermedad del hígado graso y aumento de peso.

La industria alimentaria desempeña un papel importante en el consumo excesivo de sal, ya que los alimentos procesados a menudo contienen cantidades elevadas de sodio. Aunque muchos países están implementando iniciativas para reducir el consumo de sal, aún queda mucho por hacer.

En resumen, es importante limitar el consumo de alimentos altamente procesados y optar por opciones más saludables ricas en potasio y fibra. Mantener un equilibrio adecuado entre el sodio y el potasio en la dieta es fundamental para la salud intestinal y general.

Fuentes: // Yahoo Noticias // Imagen de Google // Christopher Damman es profesor asociado de gastroenterología // The Conversation // BBC //


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