En muchas ocasiones, como padres, no siempre consideramos los sentimientos o impulsos de los niños y los presionamos para realizar gestos como despedirse con besos o abrazos, por el mero propósito de mantener las apariencias y evitar que sean etiquetados como maleducados o descorteses.
Aunque como adultos no veamos nada incorrecto en que los niños den muestras de afecto físico a sus familiares, lo que los pequeños perciben es que sus propios sentimientos no importan y que deben actuar conforme a la voluntad de sus padres.
Por consiguiente, ¿dónde queda el respeto hacia los niños y sus emociones? Es cierto que deseamos que sean educados, pero la verdadera educación engloba diversos aspectos; un simple gesto físico no define su nivel de educación.
Lo que verdaderamente importa es respetar su ritmo, permitiéndoles establecer sus propias formas de relacionarse con los demás. Por esta razón, ruego encarecidamente a todos que eviten pedirle o exigirle a mis hijos que les den besos o abrazos. Por favor.
No, no estoy exagerando, simplemente aspiro a que mis hijos aprendan a expresar sus sentimientos de la manera en que ellos prefieran expresarse; quizás no deseen dar besos, y un simple saludo de mano o una ola serán suficientes para decir "hola" o "adiós".
Si se sienten incómodos haciendo algo, lo único que pido es que lo comuniquen y no se vean obligados a tolerarlo solo porque alguien más lo demanda.
Si como madre les pregunto a mis hijos si puedo darles un beso, lo mínimo que espero de los demás es que demuestren esa misma cortesía hacia mis hijos y no tomen a mal su negativa, al fin y al cabo, ¡son niños!
Los expertos promueven el respeto en estas situaciones. Además, una publicación de la Universidad de Michigan sostiene que al obligar a los niños a dar besos o abrazos, se les envían mensajes contradictorios:
"Los padres les piden a sus hijos que no hagan nada que les cause incomodidad o que permitan algo que no les agrade, sin embargo, les exigen que se dejen dar besos o abrazos al saludar o despedirse de familiares, lo que implica mostrar afecto en contra de su voluntad".
"Hacer que un niño muestre afecto forzado, aunque se sienta incómodo, transmite el mensaje de que hay momentos en los que no tienen control sobre lo que les sucede a sus cuerpos. Esto puede llevarles a creer que permitir el contacto físico no deseado está bien si conocen a la persona, y eso es algo que no queremos que nuestros hijos piensen que está bien".
Fuentes: // Yahoo noticias // Google imágenes // Naranxadul // Naran Xadul //
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