Bienestar: Un informe establece una conexión entre la depresión en mujeres y el consumo de alimentos altamente procesados que contienen edulcorantes artificiales.

 



Consumir una cantidad considerable de alimentos y bebidas altamente procesados, especialmente si contienen edulcorantes artificiales, podría tener una conexión con el desarrollo de la depresión, según un reciente estudio.

Según Gunter Kuhnle, profesor de Ciencias de la Alimentación y Nutrición en la Universidad de Reading, Reino Unido, hay un vínculo entre el consumo de alimentos ultraprocesados y la depresión. Aquellos que consumen nueve porciones al día o más tienen aproximadamente un 50 % más de riesgo en comparación con quienes consumen cuatro porciones o menos.

Los alimentos ultraprocesados abarcan una amplia gama de productos como sopas, salsas, pizzas congeladas, comidas precocinadas y alimentos de conveniencia como perritos calientes, salchichas, patatas fritas, refrescos, galletas, pasteles, caramelos, donuts e helados, entre otros, que contienen edulcorantes artificiales.

El Dr. Andrew T. Chan, coautor del estudio, sugiere que estos alimentos podrían agravar el estado de las personas con depresión crónica. Además, la investigación revela que los edulcorantes artificiales podrían ser el factor principal en esta asociación.

El estudio destaca que los alimentos ultraprocesados pueden inducir inflamación crónica, la cual se relaciona con diversas enfermedades crónicas como el cáncer y las enfermedades cardiacas. También se ha vinculado el consumo de estos alimentos con la obesidad y enfermedades cardiovasculares, así como con la alteración del microbioma intestinal, que podría afectar el estado de ánimo a través de su impacto en el metabolismo y la producción de proteínas con actividad cerebral.

Sin embargo, el estudio observacional, realizado únicamente con mujeres, no puede establecer una relación causal directa entre el consumo de alimentos ultraprocesados y la depresión. Se plantea la posibilidad de que la depresión pueda influir en la ingesta de estos alimentos, generando un ciclo de dependencia entre la depresión y los alimentos "reconfortantes". También se señala la dificultad de aislar el impacto de la dieta en comparación con otros factores de riesgo conocidos, como antecedentes familiares de depresión y altos niveles de estrés. El estudio subraya la necesidad de investigaciones adicionales para comprender mejor este fenómeno y sus posibles implicaciones en la salud.

Fuentes: // Yahoo noticias // Google imágenes // CNN // LaMotte Sandee //




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