Crianza: ¿Cómo puedo determinar si mi hijo está experimentando un período de crecimiento?

 



Durante la lactancia, se producen episodios normales de cambios en la demanda y producción de leche que, lamentablemente, no son muy conocidos, lo que puede llevar a que algunas madres dejen de amamantar durante estos picos.

Estos episodios se denominan "brotes de crecimiento" porque, a medida que el bebé crece, su apetito aumenta y, para satisfacer esa necesidad, ajusta la cantidad de leche que necesita a través de una mayor succión.

Estos brotes pueden ser confusos, especialmente para las madres primerizas. Los bebés pueden parecer incómodos, insatisfechos después de comer y desear estar constantemente en el pecho. A menudo, las madres pueden pensar que no tienen suficiente leche o que no están produciendo lo necesario.

Lo positivo acerca de estos brotes de crecimiento es que ocurren en edades similares para la mayoría de los bebés, lo que facilita su identificación y evita que se suspenda la lactancia.

El primer brote ocurre a las 3 semanas de vida del bebé. Es fácil de notar porque, a esa edad, los bebés suelen ser bastante tranquilos, pero durante este brote, querrán comer cada 30 minutos y pueden llorar si no tienen el pecho en la boca. A veces, incluso regurgitan la leche recién ingerida pero siguen deseando el pecho.

Este episodio dura de 3 a 5 días y, una vez que la producción de leche se adapta a la nueva demanda, todo vuelve a la normalidad, al menos hasta el siguiente brote.

El brote del mes y medio es otro período en el que los bebés necesitan más leche. A pesar de que la demanda aumenta, pueden parecer incómodos y mostrar señales de irritación, como llorar, patalear y tensar las piernas. Este comportamiento puede hacer que parezca que no están satisfechos, pero esto es temporal. Después de una semana, todo vuelve a la normalidad antes de la siguiente etapa de crecimiento.

El brote de los 3 meses es un punto crítico en el que muchas madres dejan de amamantar. Tanto el bebé como la madre experimentan cambios. El bebé muestra menos interés en comer durante los momentos de vigilia, lo que puede malinterpretarse como un rechazo. Esto se debe a que pueden obtener lo que necesitan en pocos minutos, y sus mentes están más enfocadas en explorar su entorno. La producción de leche también cambia, lo que significa que el bebé debe esperar unos minutos antes de recibir leche, lo que puede resultar incómodo. Sin embargo, estos cambios son normales y temporales.

A lo largo del primer año y, nuevamente, alrededor de los dos años, pueden ocurrir más brotes de crecimiento similares, con bebés buscando más pecho de lo habitual y mostrando insatisfacción con otros alimentos.

Durante estos brotes, es importante recordar no forzar al bebé a amamantar si no lo desea ni crear una experiencia negativa. Buscar un lugar tranquilo para amamantar, anticiparse a las señales de hambre y tener paciencia son estrategias útiles. Lo más importante es no dejar de amamantar a tu bebé, ya que tu leche es suficiente y se adapta a sus necesidades cambiantes.

Fuentes: // Yahoo noticias // Google imágenes // Naranxadul //




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