Crianza: Importante dilema: optar entre dejar a tus hijos en la guardería o confiárselos a alguien de tu completa confianza.

 



Creo que nunca antes había enfrentado una decisión tan difícil en mi vida: ¿debería llevar a mi hijo a la guardería o dejarlo al cuidado de sus abuelos? Literalmente, tuve que hacer una lista de ventajas y desventajas para cada opción antes de poder tomar una decisión.

Comencé por listar los beneficios de dejarlo al cuidado de los seres en quienes más confío en este mundo, segura de que lo cuidarían con todo el amor y dedicación posibles: sus abuelos.

¿Qué ganaría mi bebé (y yo también)? Sin duda, lo más importante sería mantener y fortalecer el vínculo afectivo. Los niños suelen estar más emocionalmente estables cuando se sienten protegidos en un ambiente lleno de amor y atención.
Además, tendría la seguridad de que seguirían los mismos valores que yo tengo, y que mi hijo podría desarrollar un apego seguro con mayor facilidad.

El apego seguro implica que el adulto entienda y responda al lenguaje no verbal del bebé; esto es más fácil cuando conocen bien al bebé y no tienen rutinas estrictas, sino que siguen el ritmo del bebé. En resumen, mi hijo recibiría toda la atención que necesita para satisfacer sus necesidades, gracias al vínculo que compartirían.

Otro punto a considerar es la flexibilidad en el horario; como madre, no tendría que preocuparme por recogerlo a una hora específica (por cierre de la guardería o falta de cuidadores), bastaría con una llamada para avisar si me retraso. Además, sus abuelos lo cuidarían cuando esté enfermo y podrían llevarlo al médico, reduciendo así el riesgo de contagios.
Aunque suena como una excelente opción, también tiene sus desventajas, ya que los cuidadores necesitarían estar preparados para emergencias, tomando un curso de primeros auxilios.

Además, si alguno de los cuidadores se enferma, tendríamos que buscar una alternativa para el cuidado del bebé.
También podría ser difícil ponerse de acuerdo en algunas prácticas relacionadas con la alimentación, disciplina o sueño, ya que se trata de familiares. Mantener un equilibrio entre control y confianza sería complicado.

Por último, el cuidado de un bebé es demandante y requiere que los cuidadores estén disponibles física y emocionalmente para jugar, mimar, enseñar y calmar.

Luego consideré la opción de una guardería...
Después de analizar los pros y contras del cuidado familiar, pensé en llevar a mi hijo a una guardería. Después de visitar más de diez opciones distintas, reflexioné sobre lo que tanto mi hijo como yo ganaríamos con esta decisión, que debía cumplir con mis expectativas y confianza.

En primer lugar, la guardería tendría que estar cerca de mi trabajo o de la casa de mis padres o suegros para facilitar la recogida en caso de necesidad. Además:
Llevar a mi hijo a una guardería significaba que estaría bajo el cuidado de personal altamente capacitado para atender sus necesidades de desarrollo físico y cognitivo, además de cuidarlo.

Cada guardería tiene un programa adaptado a la edad de los niños, con actividades de aprendizaje, juegos al aire libre y manualidades que promueven el desarrollo motor y cognitivo. Sin embargo, esto suele aplicarse a partir de los 3 años.
Una desventaja es que, aunque se establecen vínculos en la guardería, estos son gradualmente construidos, lo que podría hacer que mi hijo no se sienta tan seguro como con alguien conocido. Es posible que al principio muestre cierto rechazo al nuevo entorno.

Además, los vínculos se forman solo con el personal a cargo de cuidarlo y alimentarlo, lo que significa que tendrá que volver a establecer relaciones cuando cambie de grupo y se encuentre con otro personal.
Tampoco recibiría una atención tan personalizada como la que brindarían sus abuelos, ya que el personal de la guardería debe atender a varios niños a la vez. Además, estaría más expuesto a enfermedades contagiosas.

Definitivamente, no fue una decisión fácil, especialmente considerando que mi hijo tenía poco más de un año. Por eso, decidí pedirle a sus abuelos que lo cuidaran durante seis meses más, y luego lo inscribí en la guardería.

Estoy segura de que fue la mejor decisión para nosotros, pero lo más importante es que como padres siempre debemos priorizar el bienestar físico, emocional y mental de nuestros hijos al tomar decisiones importantes para ellos.

Fuentes: // Naran Xadul // Imagen de Google // http://www.healthofchildren.com/D/Day-Care.html // Consuelo Hernández //


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